Como dicen los abuelos, en menos que canta un gallo llega el verano, o llega la Navidad.
Y es que los humanos vivimos el año como en ciclos, y cuando termina uno, toca hacer un repaso de lo que ha ocurrido hasta el momento y preparar lo siguiente.
Yo lo hago un par de veces al año.
En mayo/junio, como con el curso escolar, y en noviembre/diciembre, cuando acaba el año.
En lo operativo prefiero la planificación por curso escolar, porque es lo que suele marcar los ritmos de las farmacias y, por tanto, los ritmos de formaciones.
En lo financiero miro el año natural, para hacer números y preparar impuestos y demás.
Y hago repaso en lo personal y en lo profesional.
Bueno, en la vida, que es una sola, ¿verdad?
El caso es que, como cada año, es probable que ahora sigas con la cabeza llena de tus buenos propósitos y, que, si te descuidas, acabarán nuevamente en el baúl de los recuerdos otra vez en poco tiempo.
Y es que de buenos propósitos está enero lleno.
Y de metas sin lograr te encuentras a tope en diciembre.
Por eso, en el capítulo de hoy comparto contigo dos conceptos básicos si quieres lograr tus metas el próximo curso.
1.- Por qué los buenos propósitos no funcionan.
2.- Por qué los objetivos sí son útiles.
¿Quieres terminar el curso con las metas para tu vida y para tu farmacia alcanzadas?
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